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Adventure of a Lifetime 

Cuando eres chico y juegas a ser grande, te imaginas haciendo infinidad de cosas, ya sea siendo bombero, artista, piloto, escritor, científico… te dicen que puedes ser lo que tú quieras. Tiempo después te dicen que solo puedes hacer una cosa, una sola por el resto de tu vida. Esas últimas palabras quedarán resonando en tu cabeza aún incluso después de haber hecho tu elección ¿Será acaso que esto es lo que quería hacer por el resto de mi vida?

Drama. Lo sé, pido disculpas por hacerles esto siempre, pero no puedo evitarlo, tengo que lograr captar su atención desde el primer párrafo o esto no funciona. Y muy probablemente ya la perdí en este otro. Bueno, de eso se tratan las decisiones, de hacer algo que quizá funcione y quizá no, y después volver a hacer lo mismo, una y otra vez hasta ganar o perder el juego de la vida (Para ya, por favor).

Yo de pequeña quería ser cantante. Pasaba HORAS tratando de cantar todo el disco de Corro, Vuelo, Me Acelero de Timbiriche sin que se me cortara la respiración. Ahí me tenían, de unos 7 años cantando Amor Primero. Claro está que desde los 4 años yo cantaba canciones de Anahí. El punto es que yo estaba convencida de ser cantante. Después analizando las cosas, quise ser Actriz porque al pasar de los años notaba que tenía cierta facilidad para las artes dramáticas.

Una vez que abandoné mi camino de las artes, decidí que lo mío eran las letras. Cartas y cartas, escritos, diarios, cualquier forma en la que yo pudiera plasmar mis pensamientos con letras era todo lo que necesitaba (claramente). Pero conforme creces y te acercas a la terrible pregunta “¿Qué quieres hacer terminando de estudiar?” comienzas realmente a analizar la situación. Por lo que desistí de estudiar letras. Sigo amando escribir, pero algo en mi me hizo pensar que si comenzaba a hacerlo mi estilo de vida, terminaría muy agobiada cuando tuviera mis bloqueos artísticos (como ejemplo llevo más de un año escribiendo esta entrada).

Y bueno, los años pasaban y no sabía qué hacer de mi vida, estaba entrando en pánico ¿Veterinaria? No, no podría si me pongo a llorar cuando la perrera se lleva a los perros de las calles ¿Diseño? Ni siquiera se dibujar un muñeco con bolitas y palitos que se vea proporcionado ¿Qué me gusta hacer? ¿Cantar? ¿Drama? No… Bueno, si, pero ya habíamos superado esa etapa ¿Qué tal algo que involucre organización? Controla tu OCD… Y así me la pasé varios meses. Al final quise ingresar al INBA pero para artes plásticas (JAJAJA si, yo me reí de mi misma pero igual lo intenté) o para la UNAM igual en artes plásticas. Ambas opciones fracasaron porque pues yo soy un fracaso andando en el mundo de las artes.

Dejando eso de lado mis opciones se acababan y la presión por entrar a una escuela y estudiar me llevo a elegir Psicología. No hay día a la fecha que no me digan que debí terminar esa carrera. No me desagrada la idea de hacerlo, solo que no tengo los recursos para completarla. El punto es que al acabar el primer semestre y a pesar de mis buenas calificaciones decidí que no era algo que me hacía 100% feliz. Así que con todo el dolor que me causaba tener que aceptar que me equivoqué y que tenía que volver a empezar a definir el resto de mi vida, tuve que decirle a mi familia que no quería seguir en esa carrera porque yo necesitaba estudiar algo más “creativo”.

Y ahí empezó mi semestre sabático, entonces hice mi lista de pros y contras sobre los diferentes tipos de diseño. Tenía claro que no quería diseño gráfico porque ya era una carrera muy saturada y encontrar trabajo sería difícil, además de que realmente dibujar no se me daba para nada. Entonces me enfoqué en Interiores, Moda e Industrial. Lamentablemente para Interiores las escuelas eran limitadas además que no era buena ni decorando mi casa en pet society, así que la descarté. Y algo en mi sabía que Industrial no me haría del todo feliz, así que con ayuda de mi hermano, elegí quedarme en moda, supuse que el haber estado un año en corte y confección durante la secundaría me ayudaría o era como una señal.

Al entrar a la carrera descubrí que me gustaba, que me hacía feliz, pero el ambiente no me gustaba del todo, así que por segunda vez tuve que decir que no era feliz ahí y busqué una segunda opción, ya sabía qué era lo que quería, solo era cuestión de tener el ambiente indicado. Y es que si es algo que harás por el resto de tu vida, creo que lo importante es disfrutarlo desde el día uno ¿no?

Y después de 84 años por fin terminé la carrera, y en ese lugar aprendí que el diseño de modas no era solo ropa, si no que había más campos y… si, encontré el Visual Merchandising ¿Quién diría que un montón de maniquíes, ropa, accesorios, colores, muebles, herraje, props, e imaginación sería todo lo que necesitaría para ser feliz?

Sé que muchos no lo creen, e incluso no hay mucha enseñanza sobre el VM en nuestro país, pero si de algo estoy segura es que es una de las cosas más bonitas que he tenido la oportunidad de hacer. El sentimiento de ver algo y decir “Yo ayudé” o “Yo lo coordiné” es único, porque al final, sin querer, estás influyendo en la vida de muchas personas. Es muy diferente a hacer ropa, no me malinterpreten, igual amo coser o crear cositas con mis manos, pero el VM es como ser un duendesito que se encarga de poner todo en su lugar, que nadie lo ve, que nadie sabe que él es quién hace las cosas, que secretamente todos lo admiran sin saber que existe. 

Y bueno, hace falta cultura, hace falta educación al respecto en este país, hace falta organización, hace falta tomarlo en serio, hace falta respeto y hace falta más alma y dedicación, pero poco a poco las personas que he conocido que le ponen toda la pasión a esta labor me hacen creer que estamos un pasito más cerca de contagiar a todos con este arte. 

Esa fue mi historia de lo que hago, y por qué lo hago. Si vas a dar tu vida por algo, si vas a ponerle el alma a algo, que sea algo que te llene, que te haga feliz y sobre todo que sea reflejo de ti.  Recuerda que cuando dejas de ser tú, ganan ellos y en la historia de tu vida el que importa eres tú.


LaÖ